Saturday, July 16, 2016

Don Víctor, el paceño que obtuvo la licenciatura en Antropología a los 74 años

"Me gusta aprender”, es la respuesta enfática de Víctor López Aguilar cuando se le pregunta por la licenciatura de la carrera de Antropología que acaba de obtener a los 74 años. Paceño de pura cepa, aprendió las cosas esenciales de la vida en los cultivos de su familia, cuando Calacoto era una zona agrícola. Hace poco su fotografía, en la que se lo ve con su título universitario, se viralizó en las redes sociales.

Su nieto Juan Mauricio Nina publicó la fotografía en Facebook expresando su orgullo: "nos enseñaste que nunca es tarde para lograr nuestros sueños”. Las reacciones no se dejaron esperar y decenas de personas expresaron admiración por el tezón de estudiar siendo un adulto mayor.

Ha sido albañil, pintor, cerrajero, soldador, fabril y taxista, entre otros. Tuvo cinco hijos con su compañera de toda la vida, Teodora; tiene 15 nietos y dos bisnietos, el tercero está en camino. Recuerda que cuando era pequeño acompañaba a su padre a los cultivos durante la madrugada. Ahí aprendió astronomía andina y el calendario agrícola.

Terminó primaria en la escuela Julio C. Patiño y cuando quiso seguir estudiando su padre le dijo que no tenían dinero. "No sabía qué era universidad, pero tenía esa decisión de ir un poco más allá (...). Entonces me dediqué a la agricultura, fue cuando aprendí la filosofía andina”, cuenta.

Durante la década de 1970 trabajó en la Compañía Industrial de Tabacos y posteriormente fue trufista y taxista.

La historia de los pueblos

A pocos días de cumplir 75 años, cuenta sentado en el jardín de su casa, en la zona de Chasquipampa, que la voluntad de aprender fue siempre una motivación en su vida. A pesar de que su audición y visión son limitadas, hace años se las ingenió para concluir Antropología.

En 1990, cuando formaba parte de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de La Paz, llegó a la institución una invitación del Museo de Etnografía y Folklore para participar en las Reuniones Anuales de Etnología (RAE).

"En 1998 me decidí a participar y presenté un tema para exponer sobre el calendario folklórico de algunas provincias y cantones de La Paz. Fue como entrar a una reunión sin presentarse, no tenía ni conclusiones (...). El 1999, le pregunté a uno de los asistentes cómo podía llegar a la universidad”, recuerda.

Y siguió el consejo dado. Primero, concluyó la secundaria en un Centro de Educación Media Acelerada (CEMA), tenía 57 años; luego se inscribió en la UMSA. En 2001 expuso otro tema en la RAE: Los ritos de la lluvia y la siembra, y fue invitado a Perú. En 2008, egresó de Antropología, carrera de la que acaba de obtener la licenciatura.

Comenta que siempre le preguntan por qué optó por esa carrera universitaria. A don Víctor le resulta natural querer investigar y estudiar la historia de los pueblos. Parte de ella la conoce gracias a la transmisión oral de su familia y las prácticas de su comunidad. De lo que se trataba era de adentrarse en la teoría.

La voluntad incansable

"Ya estaba mal de la vista y no escuchaba muy bien. Igualmente, el mismo año que egresé, ingresé al diplomado Historia de Derechos Indígenas y después estudié Teología y Filosofía Andina en la UTA (Universidad Indígena Tahuantinsuyo)”, detalla.

Como no escuchaba casi nada, después de las clases preguntaba a sus compañeros de qué había tratado la exposición del docente y tomaba apuntes para luego buscar libros sobre el tema.

Esa fue su forma de enfrentarse a los estudios al tener una edad que no coincidía con su ansia de conocimiento. Admite que su principal obstáculo fueron las clases con alto contenido teórico. En 2013, al concluir esos estudios, decidió obtener finalmente la licenciatura en Antropología.

Para don Víctor, las RAE cambiaron su visión de las cosas. Dijo que las reuniones se desarrollan como si se tratara de un apthapi de conocimientos, un espacio que no es restrictivo para personas que -como él- no habían concluido ni siquiera la secundaria.

En la actualidad sigue trabajando como soldador y haciendo canaletas, pero la pequeña biblioteca que tiene en su dormitorio se convierte en una compañía cada vez más robusta, a pesar de que su visión no le colabore.

Cuenta que no le parece sorprendente que un ser humano a estas alturas de su vida se dedique a estudiar, es algo que todas las personas deberían hacer, afirma, aunque sabe que hoy es más común que hayan jóvenes que no sepan qué hacer cuando salen del colegio.

Aristóteles, Charles Darwin, Platón, la historia de los pueblos aymaras y más temáticas salen a colación en sus conversaciones. Para don Víctor el descanso a su edad no es una opción. Seguir aprendiendo... sí lo es.



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