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Thursday, December 3, 2015

H.C.F. Mansilla Ferret recibirá el título Doctor Honoris Causa de la UMSA “Los pensadores de calidad tienen un nulo reconocimiento público”

Tajante y un poco irónico, Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret, reconocido filósofo e intelectual, sentencia: "No contesto esa pregunta, por favor, siga con la siguiente”, tras ser consultado sobre ¿Qué significa para él recibir el Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA)?
Luego, el intelectual y también docente de la carrera de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de esa casa de estudios superiores, agrega: "Esos lugares comunes, el gran privilegio y lo contento que está uno (con los reconocimientos) son burradas, son cosas infantiles”.
Mansilla, quien ya ha publicado más de 40 libros y en la actualidad es el vicepresidente de la Academia de Ciencias recibirá el título Doctor Honoris Causa otorgado por la UMSA. La ceremonia se realizará hoy, a las 10:00, en el Salón de Honor, primer piso del Monoblock Central (Avenida Villazón, 1995).
¿Cuál es la mirada actual que tiene de la filosofía boliviana?
En el territorio que ahora es Bolivia se han producido notables pensadores desde que tenemos testimonios escritos, es decir desde la época colonial, generalmente han sido escritores funcionarios de la corona. Después, en la época republicana fueron profesores universitarios que la opinión pública y los medios de comunicación han ignorado sistemáticamente. Sin comparamos Bolivia, más o menos 10 millones de habitantes, con países de población equiparable, por ejemplo Ecuador, Cuba o algo así, o países del tercer mundo, notamos que aquí se ha producido una plebe muy importante de investigadores y pensadores de alta calidad que nunca han recibido el reconocimiento adecuado de la sociedad y de los medios de comunicación. Desde el siglo XVII en Bolivia se ha tenido notables personalidades como por ejemplo Antonio de León Pinelo, Gaspar de Escalona y Agüero, Gaspar de Villarroel, Victorian de Villava y José de Aguilar, en la época colonial. También podemos mencionar a Mamerto Oyola, un notable pensador cruceño que publicó en Francia una obra muy discutida en su época sobre filosofía racionalista. Y en la actualidad, no existe en Bolivia una sola calle, plaza o escuela que recuerde a estos pensadores. Tenemos, me atrevería a decir, una curiosa confrontación entre pensadores de alta calidad y un nulo reconocimiento público.
¿Cuáles son los motivos que provocaron que estos pensadores no sean reconocidos?
En parte puede ser un nivel cultural relativamente modesto, es decir: para sobrevivir no se necesita ni la cultura ni la filosofía. Una sociedad preocupada por cuestiones muy elementales no tiene por qué honrar o preocuparse por la gente que produce cosas abstractas. Pero también está, naturalmente, un aspecto mucho más importante que es la mentalidad colectiva del país, a la que los medios también aportan a esa mentalidad que yo la calificaría como superficial. A los medios les gusta también lo que atrae rápidamente, es por eso que el deporte tiene una importancia extremadamente alta, todo lo que exige un pequeño esfuerzo intelectual es rechazado, sobre todo, y esto es lo esencial, si ese esfuerzo muestra a la sociedad una visión crítica de la misma. A nadie le gusta mirarse en un espejo crítico, en un espejo que le muestra también sus rasgos poco agraciados, y socialmente Bolivia es un país que no ha promocionado un espíritu para mirarse así misma como nación de una forma crítica y analítica.
¿Por qué usted cree que sus trabajos abordan temas que los bolivianos no quieren escuchar? ¿Cuáles son estos temas?
A nadie le gusta escuchar cosas desagradables sobre su propio desarrollo, su origen y su posible futuro, o sea, (Bolivia) no es una excepción a nivel mundial. A todas las sociedades les gusta escuchar las certezas que sobre todo consolidan los prejuicios que vienen de muy atrás. En el plano político, por ejemplo, a la gente le gusta escuchar que los problemas del país provienen de agentes externos como el imperialismo norteamericano, el colonialismo español y la maldad chilena. Entonces, a la gente le gusta escuchar los prejuicios con los que ha crecido.
La incómoda labor de los intelectuales debería ser analizar estos casos, ver por qué este sentido común se ha consolidado y se ha sedimentado fuertemente en el país, y por qué también es tan difícil cambiar esto, no es algo privativo de Bolivia, es universal, simplemente que en el país hay una recepción muy reducida de aspectos críticos; son pocos los medios de comunicación, como Página Siete, que hacen una encomiable labor en ese sentido, son pocos los medios que difunden una visión crítica de la propia sociedad.
Usted ha publicado un libro sobre Franz Tamayo ¿Por qué ha decido estudiar su obra? ¿Qué dice usted sobre Tamayo?


Ha sido uno de los más grandes poetas que ha tenido Bolivia, la poesía de Franz Tamayo está fuera de toda duda, pero eso no quiere decir que no debamos criticar la obra filosófica y política de Franz Tamayo. Él fue un político habitual en la historia boliviana y empezó militando en el partido radical. Fue diputado, senador, embajador, presidente electo de la república en 1934 y finalmente presidente de la llamada convención nacional bajo el gobierno de Villarroel y, en toda su actitud política, él se distinguió por posiciones que podríamos llamar muy convencionales. Por ejemplo, en su carrera política no existe un proyecto de reforma agraria en favor de los indígenas, que era su principal motivo de interés. Fue un personaje, digamos, como la mayoría de los políticos bolivianos, un personaje contradictorio.
Usted ha publicado un libro sobre René Zavaleta Mercado ¿Por qué ha realizado un estudio crítico sobre este personaje?

René Zavaleta Mercado, a quien conocí personalmente en México, ha sido sin duda alguna el pensador boliviano más conocido en las ciencias sociales dentro y fuera de Bolivia. Como es lo usual, en Bolivia se realizaron más estudios apologéticos, es decir defensas y alabanzas a la obra de Zavaleta Mercado. Creo yo que un gran pensador independientemente de lo que dice merece un estudio serio que trate de mostrar sus raíces, las implicaciones éticas de su obra y el conjunto de las influencias de Zavaleta. Y creo yo que lo que se ha escrito en Bolivia no refleja esos puntos de vista, nadie por ejemplo se ha atrevido a mencionar que Zavaleta era en el fondo un personaje autoritario, como fue su breve carrera política hasta 1964. Fue un pensador que tenía una opinión muy mala de la democracia moderna. Yo creo que él representa también lo convencional en Bolivia, una mentalidad autoritaria, combinado con las modas intelectuales de la época, el nacionalismo radical de sus mentores, Carlos Montenegro y Augusto Céspedes, y una buena dosis del marxismo tercermundista de su época que no era el marxismo crítico de su época, que era un marxismo que se puede reducir a una ideología de la modernización acelerada; todo eso simplemente amerita una buena crítica.
Varios intelectuales y lectores criticaron que uno de sus 40 libros no se haya incluido en los 200 títulos de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia ¿Qué opina al respecto?
Ignoro completamente los criterios de selección, si es que han tenido criterios.
¿Cuál es la mirada que tiene del actual proceso de cambio y la revolución cultural que vivimos en Bolivia, desde 2006?

Aprecio mucho mi seguridad personal, por lo tanto no comentaré su pregunta.

HOJA DE VIDA

Vida Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1942.
Estudios Estudió Ciencias Políticas y Filosofía en Alemania.
Carrera Es autor de libros sobre ecología social y tradiciones político-culturales latinoamericanas. Es vicepresidente de la Academia de Ciencias y docente de la UMSA.



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